‘Sensei’ decía que la enseñanza de base y primordial de zazen consiste en concentrarse y en estudiar la postura, la respiración y la actitud del espíritu. La postura, lo saben bien, es muy importante porque es el edificio, la base a partir de la cual vamos a hacer vivir el Buda que existe en cada uno de nosotros.
Jueves 28/12/2000 11h
Kin Hin
Pongan la energía en la cintura.
Encerramos la primera falange del pulgar izquierdo en la mano izquierda. La raíz del pulgar izquierdo en el huequito de la base de las costillas. Aprieten bien pequeños los dedos. Sólo Kodo Sawaki ha enseñado correctamente el verdadero método de Kin Hin. Las manos son muy importantes. Incluso a veces en Japón, piensan que la posición de las manos no es tan importante. Pero las manos están de hecho ligadas al cerebro. >Es a causa del desarrollo del cerebro que el hombre ha desarrollado la utilización de sus manos. E igualmente utilizando sus manos delicadamente, tenemos una influencia en el cerebro.
Vemos que en las manos, que son la prolongación del cerebro, por ejemplo con el uso del ordenador aparecen nuevas enfermedades. En kin hin, no hay riesgo de hacerse daño.
Durante la inspiración relajen la presión de las manos, una contra la otra.
Durante la exhalación acentúen la presión de las manos, una contra la otra.
Jueves 28/12/2000 16:30
Kin Hin
Kin Hin es encontrar el equilibrio del peso del cuerpo entre las dos piernas y también en la posición de la pelvis. Como si fueran una plomada. Tenemos el hilo entre el pulgar y el índice y poco a poco la plomada se estabiliza.
Imaginen que la cima del cráneo es el lugar donde sujetan el hilo entre el pulgar y el índice, y la pelvis es el plomo que cuelga. Luego, el juego entre la pierna de adelante y la de atrás es el balanceo de la plomada.
Entonces aprieten bien las piernas, y los pies bien arriba de los muslos. Calcen bien las manos contra el vientre, verifiquen que las manos estén bien horizontales. >Sensei decía que la enseñanza de base y primordial de zazen consiste en concentrarse y en estudiar la postura, la respiración y la actitud del espíritu. La postura, lo saben bien, es muy importante porque es el edificio, la base a partir de la cual vamos a hacer vivir el Buda que existe en cada uno de nosotros.
Cada uno tiene la naturaleza de Buda, eso significa que tenemos todo lo que hay que tener para hacer existir al Buda. Y el Buda, ¿qué es?. Es el Buda, es la postura de zazen, es la experiencia de zazen, es la sentada en el nirvana, la sentada en el centro del cosmos, en el centro de la conciencia, en el centro de la paz.
Por más imperfecto que sea el ser humano, tiene sin embargo la posibilidad de hacer vivir a Buda. El secreto del zen consiste en eso. Y es la naturaleza divina del hombre realizada efectivamente. Entonces, evidentemente hay que aprender esto, el zazen.
Y todos los grandes maestros lo han dicho, en particular el mío, Maestro Taisen Deshimaru: “No hay nada fuera de zazen en lo que concierne a la realización de la naturaleza de Buda.” Por supuesto todo el mundo tiene la naturaleza de Buda. Es decir, todo el mundo puede, si hace zazen, realizar, hacer vivir al Buda. Aunque no hagamos zazen igual tenemos esta naturaleza en nosotros, pero de manera mucho más abstracta, aparentemente.
Entonces están los que no practican zazen y que rezan al Buda, que creen en Buda, que pueden sentir un Buda abstracto en ellos o en el exterior de ellos, como si rezáramos a Dios o a los ángeles, porque en alguna parte tenemos esta naturaleza, aunque no practiquemos.
Cuando vemos maestros que hacen conferencias interminables sobre toda la filosofía del budismo, con pensamientos muy profundos, muy puros, mucha sabiduría… Maestro Deshimaru enseñaba solamente la postura, la respiración, la actitud del espíritu. Zazen. No hay nada, solamente zazen. El resto no es más que decoración, teatro, imaginación.
Muchas veces hay gente que me dice: “Pero háblenos del zen en la vida cotidiana”. Como si pudiéramos llevar cualquier cosa del zazen a la vida cotidiana. No podemos llevarnos nada de zazen. ¿Y de qué vida cotidiana hablan ustedes? ¿La vida cotidiana de un ladrón? ¿De un vagabundo? ¿De un presidente director general? ¿De una prostituta? ¿De un insomne? Podríamos citar evidentemente millares y millares: un militar, un asceta en una gruta, un drogadicto, un controlador de billetes de metro, un enfermo en su cama del hospital, un soltero, un homosexual, un jefe de familia…
Dice en los sutras: “Poco importa que sean inteligentes o estúpidos. Eso no cambia nada en la vía del zen, en relación con la vía del zazen. Poco importa que sean nobles o vulgares.” Solamente la postura, la respiración, la actitud del espíritu. Es todo lo que tenemos para ofrecer en esta enseñanza.
Y sea la que sea la “vida cotidiana” de ustedes, que vivan de día o de noche, que sean ascetas o que hagan orgías, lo único que cuenta es saber si continúan la postura, la respiración y la actitud del espíritu, si continúan actualizando Buda, es todo. Es lo que personalmente he apreciado en la enseñanza del maestro Deshimaru.
“Automáticamente”, decía él, “el karma profundo de ustedes cambiará para bien”. Aunque vayan al infierno, no es grave, acabará de manera positiva, será un buen infierno. Aunque mueran, aunque sufran, aunque duden, será una buena duda, será un buen sufrimiento. Entonces decía: “No se inquieten por hacer esto o aquello, solamente continúen zazen. No se preocupen por ser el primer discípulo o el último, por un progreso social en el zen, solamente continúen estos tres puntos. Y aunque se equivoquen, si pueden continuar zazen a pesar de todo, el error de ustedes no será tan grave. Y aunque les duela hacer zazen, cuando tengan la impresión de que no progresan, que no saben respirar, que la postura es mala, que la actitud de espíritu de ustedes es estúpida, perseveren. Cuando hacen zazen están lo más cerca posible de la “concretización” del Buda viviente. Son suficientes pocas cosas para que se liberen.
Jueves 28/12/2000 20:30
Intenten tener la postura más perfecta posible. Al principio es difícil, pero luego se vuelve un hábito. Todo es difícil antes de ser fácil.
Aunque no puedan mantener la postura, no se muevan, no molesten a los otros.
Kin hin
Durante kin hin los pies no deben estar muy separados, los talones deben estar separados como el ancho de un puño. La puntas de los pies separadas hacia fuera y los dos pies en contacto con el suelo, la pierna de atrás no está elevada. Cuando pasamos el peso a la pierna de adelante, esto no debe ser muy perceptible. Sobre todo cuando tenemos la suerte de tener una alfombra, aprovéchenla para tener la sensación con el suelo.
Sin signos de crispación exagerada en el rostro.
Zazen
Mi mejor amigo en el zen, –en esa época no teníamos mujeres, nuestra amistad era tan fuerte que tomaba todo el lugar emocional; al principio, era él que me seguía por todas partes, él quería absolutamente ser mi amigo. Yo era más antiguo que él en el zen y más cercano a Sensei, y él tenía una admiración sin fronteras por mí.
Ese tipo tenía una postura extraordinaria, cuando la gente entraba en el dojo y le veía, le distinguía rápidamente de los otros. Y además tenía el cráneo puntiagudo, parecía realmente aerodinámico.
Nunca nos separábamos, incluso viajábamos juntos, practicando zazen como locos. En la calle, a veces, practicábamos zazen, dábamos sermones, teníamos juntos una energía extraordinaria y una gran locura. Evidentemente esa amistad se transformó luego en competición, para saber quién era el mejor discípulo. Pero un día Sensei dijo una cosa que me marcó, en el dojo, a propósito de mi amigo, (está claro que yo estaba un poco celoso), dijo “no sé realmente como es su conciencia, pero su postura es muy bella, muy fuerte”.
Yo pensaba que yo tenía una postura muy mala, y mi amigo me dijo: “No, yo ya te he visto en zazen, y me quedé impresionado.” Sensei quería separarnos todo el tiempo. Él decía que en el zen una amistad demasiado fuerte no es buena. En el zen debemos estar solos. No hacerse demasiado compinches, bandas, amiguismos, relaciones demasiado sociales. La amistad espiritual debe ser más silenciosa, más interior, en lo ideal evidentemente.
Como dice el Dalai Lama en sus kusenes para el año nuevo: hay que estudiar y comprender profundamente las reglas para poder traspasarlas, transgredirlas, pero conociendo la dirección.
No se prohiben las relaciones de amistad, pero hay que saber que el zen no es un club. Luego están los que no hacen más que reuniones de amigos y no hacen más zazen:
–¿Fuiste a cenar a la casa de “x” el viernes?
–Ah no, a mí no me invitaron.
Entonces, Sensei quería absolutamente separarnos. Finalmente, Sensei me propuso pasar un año en su templo en Japón. >Yo le dije: “no, yo prefiero quedarme con usted, escuchar su enseñanza, aprovechar el tiempo mientras usted este vivo. Cuando yo tenga el shiho, de acuerdo, entonces partiré. Pero mientras sea su discípulo, debo quedarme a su lado.” El me dijo: “si usted va al templo, yo le doy el shiho.” Yo rechacé. Sabía que estaba engañándome. Entonces mi amigo, que estaba conmigo, dijo: “ ¡yo quiero ir! ”. Luego me decía: “ ¡te perdiste la oportunidad de tu vida !”.
Es solamente por hablar de la postura. Cuando veo una bella postura, pienso siempre en ese muchacho. Luego he hablado de la respiración y de la actitud del espíritu.> Sensei decía: “Yo no sé cómo es su espíritu, pero la postura es bella”. Él tenía el cráneo como Gruau, peor todavía.
Viernes 29/12/2000 16:30
Corte de electricidad, oscuridad. El kusen fue anotado después del zazen, de memoria.
En la relación de maestro a discípulo, lo que un maestro instintivamente enseña a sus discípulos es mushotoku (sin meta ni espíritu de provecho) . Mushotoku es la esencia del zen.
Yo acompañé a mi hermana cuando ella murió, los tres o cuatro días antes de su muerte. Claro, no fui yo el que murió, pero cuando somos íntimos con alguien… Eramos muy íntimos en nuestra infancia. La vi sufrir, es el sufrimiento de mushotoku.
Después de su muerte su cara estaba completamente relajada, pura. Sólo en el momento de la muerte somos verdaderamente mushotoku, pues no hay más nada que ganar, hemos perdido todo.
No llegamos jamás a ser verdaderamente mushotoku, entonces mejor intentar aproximarse a mushotoku antes de la muerte. Cuando nos decimos: “tengo que ser mushotoku”, es porque no somos mushotoku. Podemos creer que somos mushotoku, pero no lo somos.
E inversamente, lo que parece no mushotoku, puede ser mushotoku. Cuando somos realmente mushotoku, podemos permitirnos no serlo. Hay una historia belga:“Mushotoku está bien, una vez.” Y después de 10 años de práctica: “Ah pero no he obtenido nada, me engañaron”
Mushotoku es parar toda lucha, es aceptarse tal como uno es, y es también aceptar darse cuenta que no somos mushotoku.
Sea lo que sea, nuestra propia naturaleza es mushotoku.
Sábado 30/12/2000 7:00
Vigilen bien la posición de sus manos. Deben estar bien abiertas, relajadas, los pulgares bien horizontales, sin formar ni montaña ni valle.
He hablado ayer de mushotoku. Era todavía sólo una idea muy básica. Es todavía más profundo que esto. Pero cuando empezamos el zen, durante 10 años, 15 años, 20 años, incluso a veces más tiempo, mismo a veces hasta la muerte, no practicamos mushotoku, practicamos con nuestro karma, practicamos con nuestros deseos, ilusiones. Puede ser que algunas raras personas, como el sexto patriarca, algunos grandes maestros, entendieran mushotoku, naturalmente, espontáneamente, puede ser incluso antes de conocer el zen. El mismo Dogen en su biografía, cuando contó su propia historia (a pesar de que él había comenzado zazen cuando era muy chico, cuando tenía siete años) dijo que él mismo no era mushotoku. Él no lo dijo así, pero practicaba con sus ilusiones, su fuerza, su karma, su voluntad, su deseo. Práctica limitada. Pero es lo mejor que podemos hacer hasta un cierto momento. Pero en un momento dado, estamos confrontados de cara. Cuando decimos que no obtenemos nada de zazen, no es verdad. No es verdad, pero es verdad. Cada día es verdad, cada día no es verdad. Lo que obtenemos del zen es la cosa más fabulosa, la más elevada que un ser humano puede imaginarse. Pero al mismo tiempo no obtenemos nada, digamos personalmente.
Sin embargo es nuestra propia persona que hace zazen, es nuestra propia persona la que es Buda.
Es contradictorio, no es razonable. Pero es así, cada día yo lo experimento. Y entonces si queremos evolucionar en la vida espiritual, no vale la pena doparse como los corredores ciclistas. En un momento dado, hay que ir más allá del límite de su ego, de su propia idea del zen, de sus esperanzas, de sus creencias, de sus ilusiones. Ahí comienza la práctica mushotoku. A veces el espejo de mushotoku puede golpearlos varias veces en una vida. Lo más duro es la primera vez, evidentemente. Guardamos una experiencia. La segunda vez sabemos mejor cómo actuar, aunque estemos totalmente perdidos. En este momento están los que continúan y los que se quiebran. Quizás para ellos la práctica no sea tan, tan esencial. O piensan que su ego es tan genial, tan interesante, que piensan que la práctica no es interesante. No es grave. Pienso que el zazen y la fe que han tenido ellos durante cierto tiempo, aunque no hayan sido mushotoku, habrá tarde o temprano una influencia en sus karmas. Se dice en los sutras que estos méritos no se pierden jamás: el mérito de la ordenación, el mérito de llevar el kesa, el mérito de practicar zazen, el mérito de cantar el Hannya Shingyo, el mérito de comer la santa gen maï, el mérito de hacer sampaï, el mérito de creer tomando refugio en los tres tesoros. Estos son méritos que no se agotan nunca.
Nuestro buen karma personal, digo bien personal, nuestros talentos personales, nuestras cualidades personales, no son absolutamente nada en comparación con estos méritos.
No se olviden de respirar durante zazen. No se olviden jamás de respirar. Aunque se sientan bloqueados en un momento, respiren. No se ocupen de saber si respiran por arriba, por abajo, por el vientre… no importa por dónde, respiren. En la postura de zazen, pueden respirar como quieran. Automáticamente sus cuerpos van a moverse espontáneamente.
Observen su respiración. Sean generosos con su respiración.
Sábado 30/12/2000 17:00
Al principio de la sesshin, hablé de tres puntos importantes que Sensei enseñaba: la postura, la respiración, y la actitud del espíritu.
Hablamos mucho de la actitud del espíritu, pero, ¿qué podemos decir? Primeramente, ¿qué es el espíritu, dónde está? Espíritu…¿estás ahí? ¿Dónde se encuentra el espíritu? ¿Está en el cerebro? ¿En el corazón?
Para algunos en los órganos sexuales. Para otros en el cielo.o: El pensamiento humano es parecido al bastón blanco de un ciego. Con su bastón blanco, su caña, el ciego intenta describir la realidad, tanteando. Toc, toc ,toc, ¡ah! ¡Un muro! Toc, toc, toc… el cordón de la vereda. Con el bastón intentamos tocarlo todo, por todas partes, describirlo todo, hacer un inventario, hacer deducciones. En general sacamos conclusiones parciales, hasta erróneas.
Un día un discípulo vino a ver al maestro Baso, un discípulo no como los otros, un tipo muy fuerte, la cara demacrada, los pómulos salientes, las cejas abundantes. Y le preguntó al maestro:
¿Qué es Buda?
Y Baso le dijo:
Este espíritu, el espíritu mismo, aquí y ahora es Buda.
El monje saludó y se fue. Desapareció. Hacía cierto tiempo que seguía la enseñanza de Baso. La gente decía que hacía seis meses o un año que estaba en el templo. Con una postura fuerte, una personalidad fuerte, resaltaba, aunque era silencioso, educado, sonriente, pero no tenía relaciones sociales ordinarias. Y entonces, él hizo la pregunta en el mondo y desapareció, no se le vio nunca más. Parece que la respuesta de Baso le tocó profundamente.
Sensei decía todo el tiempo: “Aquí y ahora es muy importante. No existe ayer ni mañana.”
Mushotoku existe aquí y ahora, no existe ayer ni mañana.
Es lo que podemos decir, además, sobre la actitud del espíritu.
Entre los dos puntos, la postura y la actitud del espíritu, Sensei habla de la respiración. Felizmente existe la respiración. Es por eso que les digo: Piensen en respirar. Si piensan en respirar, se olvidan de pensar. Piensen con el cuerpo, respiren con el espíritu, porque nuestra respiración es exactamente aquí y ahora, es el espíritu mismo, el espíritu que no es ni del interior, ni del exterior, que es común a todas las existencias, que inhalamos, que exhalamos, que marca el tiempo, que es la existencia misma, energía pura, conciencia absoluta, que es igualmente ese famoso búfalo del que hablamos en las historias zen y que los practicantes deben atrapar y luego montar, cabalgar. Al final se sientan en el búfalo y no tienen que hacer ningún esfuerzo más.
Tengo ganas de hablarles, si tengo tiempo, de la respiración de una manera diferente de la que lo hice hasta el presente.
Sábado 30/12/2000 20:30
Kin hin
Estiren bien a nivel del sacro. Pongan bien la pelvis, bien vertical. Automáticamente la columna se estira, la respiración se libera. Luego no nos queda más que respirar y controlar nuestro centro de gravedad delicadamente. Es por esta razón que el kin-hin es considerado la esencia de las artes marciales. Si ustedes no están disponibles, si están crispados, no es eso. Siéntanse a gusto en el interior de ustedes mismos, bien centrados, digamos con el espíritu disponible, sobre todo con la noción de equilibrio entre tensión y relajación.
Zazen
En China, no muy lejos de la Ciudad de Keigen Fu, que se encuentra en el Monte Daibai, hay un templo que fue construido hace mucho tiempo, cerca del año 810. Su fundador fue el maestro Zen Daibai Hojo. Este maestro era originario del este de China. Y es él el famoso discípulo del maestro Baso del que hablé antes. Un día preguntó en un mondo: «¿Qué es Buda?» Baso le dijo: «El espíritu aquí y ahora es Buda».
Escuchando estas palabras, el monje Daibai Hojo quedó muy impresionado. Estas palabras tuvieron una influencia profunda en él y gracias a ellas realizo un profundo despertar. A consecuencia de lo cual, él trepa a la cumbre del famoso monte Daibai. Daibai, esto quiere decir ciruela gorda. En esa montaña había ciruelas gordas.
Él subió a esa montaña y se encontró un lugar muy calmo donde nadie iba nunca, muy lejano a la civilización y a la sociedad. Y allí vivió en soledad, vivió solo en una pequeña cabaña nutriéndose con piñones, fabricando sus vestimentas con hojas de lotos. Había un pequeño estanque en esa montaña, en la que había muchos lotos.
Daibai se queda entonces en esa montaña, continuando zazen solo, durante treinta años, tiempo en el que no vio ni oyó nada de los asuntos humanos. Perdió todo trazo del paso del tiempo. Solamente miraba las montañas, veía que pasaban de un verde muy suave a un verde mas oscuro, luego al amarillo, luego al marrón, y de nuevo al verde. Temblaríamos de sólo imaginar cómo el clima era difícil de soportar en el invierno, con el viento, la escarcha, el hielo.
Para estar seguro de que mantenía una buena postura de zazen, Daibai ponía en su cabeza una pagoda en metal muy pesada, de 40 cm. de alto. Ponía esa pagoda en la cima de su cráneo, en equilibrio. Parecía que llevaba una corona. Entonces para mantener la pagoda en equilibrio, sin que se le caiga en las rodillas, en sus manos, debía siempre quedarse despierto y bien derecho. Si la cabeza caí a hacia delante, ¡paf! recibía un fuerte golpe de metal en las manos, en las rodillas. Esta pagoda está todavía hoy en su templo. Y es así que él continúa hasta su muerte, practicando, nunca cansado. Él continuó su esfuerzo. Así, él vivió años en esa montaña.
También Dogen escribió:” Todos los maestros y los patriarcas no hacen sino mantener y transmitir esta respuesta de Baso: este espíritu mismo es Buda”. Sin embargo esta expresión fue utilizada sólo en China y jamás en India. Pero cuando los idiotas escuchan esta expresión, comprenden que el espíritu del intelecto y de la percepción, que el espíritu ordinario es Buda, el espíritu que no ha producido el espíritu del despertar. Los que piensan así, jamás escucharon la enseñanza de un verdadero maestro. Es lo que expliqué el otro día. Nosotros tenemos todos la naturaleza de Buda. Pero si no practicamos ella no se actualiza. Y si practicamos sin el espíritu del despertar, igualmente ella no se actualiza.
Ahora hemos descubierto científicamente que todo lo que esta vivo es espíritu. Por ejemplo los árboles son espíritu al igual que nosotros. El viento es espíritu. Cuando respiramos, respiramos el espíritu, respiramos la vida. El espíritu del despertar, es tomar conciencia de esta conciencia. Y es practicar con conciencia.
Adoro un poema del maestro Dogen que dice:
Pescando la luna y labrando la nube.
Este poema expresa perfectamente esto. Durante zazen, lo abstracto se vuelve concreto, lo líquido se vuelve sólido. Pescamos la luna, labramos las nubes. Lo bajo se vuelve lo alto, lo alto se vuelve lo bajo.
Cuando cavamos profundo, podemos atrapar la luna.
Sábado 30/12/2000 22:30
Y entonces resulta que un día alguien descubre al maestro Daibai. Fue un joven monje discípulo del maestro Enkan. Enkan también había estudiado el zen bajo la dirección de Baso. Este joven monje había sido enviado por su maestro que le había dicho: “Escuche, vaya al bosque y encuentre un buen trozo de madera bien compacta para hacer una madera para el dojo. Para esto hay que ir relativamente alto en la montaña porque cuanto más alto, más densa es la madera.”
Evidentemente el discípulo se perdió y dio por casualidad con Daibai Hojo. Cuando se percibió de Daibai, tuvo miedo. “¿Qué es este tipo?” Estaba revestido en un kesa de hojas de loto, sus cabellos y su barba se habían vuelto muy largas.
–¿Desde hace cuánto tiempo está usted allí? preguntó él.
El maestro contestó:
–Veo sólo la montaña cambiar de color, pero no conté cuántas veces ha cambiado.
El discípulo le pregunta:
–Escuche, estoy perdido. ¿Usted no sabe cómo hacer para bajar de la montaña?.
Daibai le dijo:
–Idiota, sólo tienes que seguir el borde del río, forzosamente desciende. Así encontrarás tu camino.
El monje se fue y encontró finalmente su ruta. Y cuando vuelve a ver a su maestro le cuenta esta historia. El maestro dijo: “ En efecto, cuando yo era joven, me acuerdo de un discípulo de mi maestro Baso. Este discípulo era imposible no notarlo. Y un buen día desapareció. Estoy seguro que es ese tipo.”
Maestro Enkan envía de nuevo su discípulo y formula una invitación al maestro Daibai: “ Por favor querido maestro, lo invito cordialmente a venir a comer un plato vegetariano a mi templo.” Pero Daibai rechaza dejar su montaña. Respondió con un poema:
“El árbol desecho, roto, abandonado en el bosque frío,
Nadie sabe cuántas veces ha encontrado la primavera,
Pero su espíritu no se ha movido.
El leñador ha pasado pero ni siquiera lo ha visto.
¿Porqué querrían ustedes que los cantantes de canciones de moda
no le desdeñen y se interesen por él?”
Y entonces, finalmente, él no acepta encontrar o ser invitado por nadie, ni siquiera por el emperador. Y por consiguiente él se interna todavía más profundamente en la montaña. Y compone un nuevo poema:
“Yo no podré jamás utilizar todas las hojas de loto de este estanque para vestirme, y el fruto de los pinos es para mí la mejor de todas las comidas. Ahora mi monasterio ha sido descubierto por la gente del mundo, también yo cambiare mi ermita para internarme más profundamente en el bosque.”
La naturaleza es muy importante. Cuando decimos: “encontrar su verdadera naturaleza”, es de la misma naturaleza que hablamos. La naturaleza es el espíritu, la naturaleza es Buda. Cuanto más perdemos la naturaleza sobre la tierra, más perdemos el espíritu, nuestro propio espíritu. Más perdemos la razón, más perdemos la vida, más perdemos Buda.
Domingo 31/12/2000 1:00
Maestro Bodhidarma había dicho:
“Todo lo que aparece, todo lo que apareció, todo lo que aparecerá, viene del espíritu.
Todo lo que existe viene del espíritu.
Cada Buda del pasado, del presente, del futuro, ha enseñado el Dharma de espíritu a espíritu, sin por eso dar ninguna definición.
Si ellos no lo han definido, ¿qué entienden por espíritu?
Ustedes me preguntan: – ¿Es su espíritu?
Yo contesto: – Es mi espíritu.
Además, si yo no fuese este espíritu, no podría responder. Si ustedes no fueran este espíritu, no podrían hacerme la pregunta.
El que hace la pregunta es el espíritu y son ustedes.”
Más tarde, Baso, que todavía vivía, envía a uno de sus discípulos especialmente para cuestionar Daibai Hojo, porque su discípulo Enkan le había contado la historia. Y le pregunta:
–¿Cuándo usted era discípulo, qué verdad alcanzó que le decidió a venir a vivir a esta montaña?
Daibai le respondió:
–El maestro Baso me ha dicho: “El espíritu aquí y ahora es Buda”. Entonces yo vine a vivir a esta montaña.
El monje le dijo:
–¿Sabe usted que ahora, hoy, la enseñanza del maestro Baso ha cambiado?
Daibai le dijo:
–¿En qué ha cambiado?
–Ahora Baso no dice más “ Este espíritu es Buda”, él dice “No hay ni espíritu ni Buda”, o bien “ Más allá del espíritu, más allá de Buda”, esta es su enseñanza.
Escuchando esto Daibai exclama:
–Este viejo Baso ahora, si abre su boca para complicar a los otros, no tendré más simpatía por él. No me importa “Más allá del espíritu, más allá de Buda”, para mí es sólo “ Este espíritu aquí y ahora es Buda”, no hace falta evolucionar, no hace falta cambiar.
El monje lleva esta entrevista, estas palabras, a Baso. Baso sonríe, el estaba contento. Y dijo: “el fruto del ciruelo está maduro”, porque Daibai quiere decir ciruela gorda. El maestro Dogen admiraba mucho a Daibai Hojo. Dijo: “Esta historia de Daibai es conocida por todos los seres humanos y por todos los dioses, porque el espíritu es el mismo todas las existencias.” Luego Daibai tuvo discípulos. Su más grande discípulo, se llamó Tenryu, él fue un excelente discípulo. Y el sucesor de Tenryu fue el gran maestro Gutei. Gutei, el que levantaba su pulgar cuando le preguntaban: ¿Qué es Buda? Gutei fue maestro en el Dharma del gran discípulo Kashi que transmitió el zen en Corea. Hoy, la mayoría de los grandes maestros coreanos son descendientes de Daibai Hojo.
Durante el largo tiempo que vivió Daibai, fue servido y asistido en su vida cotidiana, fue seguido y ayudado por grandes discípulos parecidos a los tigres y a los elefantes. Y estos tigres y estos elefantes no se peleaban jamás delante del maestro. Después de la muerte del maestro, los tigres y los elefantes aportaron las piedras y la tierra y construyeron una gran pagoda. Esta pagoda, todavía hoy se levanta hacia el cielo en el templo de Kashoji, en el sitio donde Daibai se había retirado en la montaña. Y el gyoji de Daibai Hojo es respetado por todos los dioses del pasado y del presente. La gente con una fe inferior no le conoce. No pueden ni venerarle ni rezarle.
La enseñanza interesante que sale de este gyoji de Daibai Hojo, es que pensar que la pureza y la fuerza del Dharma de Buda están ligadas al hecho de volverse grande y célebre, y la necesidad de correr detrás de los éxitos, detrás de los logros, detrás de la realización social, detrás de cualquier cosa visible en el exterior, es una vía estrecha y estúpida.
Una vez más, es la enseñanza de mushotoku.
Lunes 1/1/2001 11:00
Quiero decirle a todo el mundo buen año. A todos lo que no he tenido la ocasión de abrazar ayer, les deseo un buen año, buen año en zazen. Aquí en el dojo, todos en intimidad, todos iguales, todos budas, de parte de Buda, de su Buda, les deseo buen año. Les deseo que la práctica de ustedes sea fuerte, más fuerte que sus complicaciones, que sea lo que sea que suceda en sus vidas, su postura y su respiración sean capaces de barrerlo todo. Solamente zazen quedara fijo, sin ilusiones particulares.
Agradezco a todos mis discípulos con los cuales, gracias a quienes, ha podido continuar hasta el presente la práctica del santo zazen.
Deben sentarse siempre de manera que caven la tierra y hagan explotar el cielo con su postura.