Y Dogen continúa diciendo: «pensar desde lo profundo del no pensamiento.» Entonces ¿qué quiere decir esto, pensar «desde»? Cuando dice «desde», define un lugar, una raíz, un origen, una conexión para nuestro pensamiento.
Montpellier, el sábado 20 de junio del 2009
La gente de Montpelier, los franceses, los occidentales, los humanos, piensan que es el pensamiento mismo el que es bueno o malo. Y pues lo que el Maestro Dogen expresa en el Fukenzazengi es extremadamente precioso para nuestra comprensión del funcionamiento humano.
Plantea la pregunta: » ¿cómo debemos pensar durante za zen?» Y no, “¿qué es en lo que se debe pensar?” o bien “¿qué se debe pensar?”. Cuando explica lo que es esencial en el za zen, dice: “es la manera en la que usted piensa durante za zen que es lo más importante, es la esencia del za zen.” Y ni siquiera del za zen, de la vida entera. La vida es pensada, el pensamiento se hace realidad. La realidad es el fruto de nuestra conciencia, el resultado de nuestros pensamientos.
Mirando la realidad deberíamos mirar nuestra conciencia, mirar el fruto de nuestros pensamientos, nuestro espíritu, no el de los otros. Los que piensan que la realidad viene del exterior son unos estúpidos, son zombis: no están despiertos. La realidad viene de nuestro pensamiento, es el resultado de nuestro pensamiento. Pues, ¿cómo pensar? ¿Por qué hacemos za zen? ¿Cuál es la esencia del zen?
Es: cómo pensar.
Y Dogen continúa diciendo: «pensar desde lo profundo del no pensamiento.» Entonces ¿qué quiere decir esto, pensar «desde»? Cuando dice «desde», define un lugar, una raíz, un origen, una conexión para nuestro pensamiento.
Dice: hay que pensar «desde» lo profundo del no pensamiento.
Eso implica que somos nosotros quienes distinguimos a partir del flujo ilimitado de la conciencia los pensamientos que son los nuestros, nosotros somos los pensadores, pero hay que conectar estos pensamientos con lo profundo del no pensamiento. Entonces ¿qué es “…lo profundo del no pensamiento.”?
Es la conexión, la toma en la cual debe estar conectado nuestro pensamiento, el lugar de donde debemos percibir nuestros pensamientos.
“…lo profundo…”, ¿qué quiere decir? Esto quiere decir que lo profundo del no pensamiento es infinito, no tiene fondo. Durante za zen, su pensamiento debe estar conectado, debe ser mostrado a Dios, observado por Dios. Dios es el no pensamiento. Dios observa pero no piensa, no hace algo. Si pudiera hacer algo, sería limitado, dividido. Al ser ilimitado dios Es, Es todo. Es. Es todo. (Kin in).
Soy feliz porque aprendí de todo con el Maestro Deshimaru. Es un Maestro muy grande, pero no tan intelectual, no era tan filosófico: era muy simple, práctico. El problema de las escuelas, las religiones, es que ellos mismos se atan a las palabras pero no las comprenden, esto se hace un dogma y todo el mundo debe pensar la misma cosa. Entonces nos acostumbramos rápidamente las palabras del Maestro, y luego son, se hacen, se vuelven nuestra programación de piloto automático. «Pensar desde lo profundo del no pensamiento «, y ¡hop!, esto se archiva dentro, y ya no nos hace ningún efecto.
Fíjense, “entrar el mentón”. ¿Comprenden lo que significa «entrar el mentón»? Esto no es una cuestión de palabras. Es fabulosa la enseñanza del Maestro Deshimaru. ¿Por qué es fabulosa? Porque cuando lo encontré, tenía mil preguntas vitales y fundamentales que hacerle. Y este gran Maestro, estuvo conmigo, frente a mí, 15 años, yo lo veía cada día, vivía al lado de él, con él, estaba en el dojo cada día con él. Estuvo conmigo 15 años, sin responderme. Me ocupó tanto, me dirigió tanto, esculpió, orientó, durante 15 años. Y cuando murió, me dije: «¡Oh! No tuve tiempo de plantearle mis preguntas, tan importantes». Esto, es el Maestro de la humildad, es el gran Maestro que descendió más bajo para ayudar a existencias en su evolución. Jamás, jamás renegaré del gran Maestro Deshimaru. Y de hecho toda su enseñanza, tan simple, era las respuestas profundas a mis preguntas fundamentales y vitales.
Pero no es al Maestro a quien se debe comprender, es a uno mismo. Por ejemplo, cuando doy una enseñanza en el dojo, cada uno, cada persona me entiende a su manera. Lo que cada uno entiende y comprende es diferente de lo que entiende y comprende su vecino: lo que es importante, es lo que usted, usted percibe, comprende. Es su verdad, usted se apropia de mis palabras porque reflejan su propia verdad, pero es su verdad que es importante para usted, no mis palabras. Entonces cuando aparece su verdad, usted comprende las enseñanzas simples del Maestro. Pues hay una conexión entre el pensamiento y la realidad, el pensamiento observado por Dios, el pensamiento absoluto, hishiryo; el pensamiento conectado se hace, se proyecta sobre la pantalla de nuestra realidad. Pues hay una causa, un pensamiento, y un efecto, una realidad. Entonces la gente pide: » ¿pero en za zen acaso pensamos, debemos pensar o no pensar?».
Entonces yo les digo: durante za zen, podemos pensar o no pensar, los dos son posibles. Pero más lo importante es conectarse a la conciencia silenciosa, es conectar la causa al efecto, conectar la realidad al pensamiento, porque toda la realidad es el resultado de nuestro propio pensamiento conectado a dios: nos pertenece, está conectada con nosotros, con nuestra realidad. Pues hay que observar, volverse íntimo con todo esto. Es para esto que el za zen es tan importante porque es la intimidad profunda. Y entonces después comprendemos porque el samu, el trabajo manual en el zen, es fundamentalmente… esto no es el trabajo, esto no tiene nada que ver, fundamentalmente es eficaz, es fabuloso. Estoy contento de tener un templo porque todos los valores de la enseñanza que nos transmitió Sensei van a ser iluminados. Es una alquimia, porque el samu es el trabajo de la materia como espíritu, trabajo real, con la realidad, se toca, desplazamos piedras, la tierra, nos servimos de nuestro cuerpo, construimos. Pues esto también es el pensamiento, está vinculado al pensamiento. Es fabuloso, cuando esto se hace una meditación. Entonces después vamos a plantar nuestras verduras, vamos a plantarlas, a plantar la semilla, vamos a cultivarlas, vamos a regarlas, van a recibir sol, van a mezclarse, vamos a prepararlas en la sopa, vamos a comerlas. Es la alquimia total.
Y piense también, realice durante za zen que su existencia real, ahora está más allá de este cuerpo, es ella quien fabricó este cuerpo, no lo contrario: no es su cuerpo que hace lo que usted es, es usted quien hace que usted tenga un cuerpo vivo. Somos bolas de luces, no somos… este cuerpo es un instrumento, es un traje solamente. Pues durante za zen, tomen distancia, la conciencia con relación a su cuerpo y su personalidad, tomar altura.
Basculen bien la pelvis y estiren la nuca. Empujen la tierra con las rodillas.